La auténtica Piedra Filosofal

La auténtica Piedra Filosofal

Documental «La auténtica Piedra Filosofal»

Título: La auténtica Piedra Filosofal
Director:
Geoffrey Madeja
Productora: Canal Historia
Duración: 45 min
Año: 2006

Los primeros escritos donde se habla de la piedra filosofal se remontan a la época de Cristo, aunque se cree que era bien conocida en el mundo antiguo (Grecia, Egipto…), donde un filósofo era un buscador de sabiduría, un poderoso sabio dispuesto a descubrir los secretos del mundo natural. Se decía que la piedra filosofal era la clave de todo esto, y de ahí viene su nombre.

La 1ª mención que se descubrió es un tratado atribuido a María la Judía, la primera alquimista, de entre el año 1 y 300 de nuestra era, que ya hablaba de la piedra filosofal y de su capacidad de convertir metales bajos o innobles como el plomo en oro, aunque ya de varios siglos antes está el mito griego del rey Midas, rey de Frigia, que convertía en oro todo lo que tocaba, el «toque Midas».

Y es que siempre se ha creído que quien pudiera fabricar sin límite oro podría gobernar el mundo, aunque la piedra tenía otro poder aun mayor: extender la vida al máximo, convertir al propietario de la piedra en prácticamente inmortal, en cuyo caso se la conoce como el elixir de la vida o de la juventud.

¿Pero qué es exactamente la piedra filosofal? La definición es bastante extraña: el elemento mas común y raro de la tierra, que está en todas partes y en ninguna, que es lo más difícil de fabricar y lo más sencillo. Lo que está ya claro es que no se trata literalmente de una piedra, algo que se puede encontrar, una sustancia sólida, sino un compuesto que puede ser casi líquido o un gel, o incluso polvo rojo inusualmente pesado, aunque también podría ser un material ceruminoso de color amarillo, parecido quizás al ámbar.

Los filósofos de Oriente Medio de los siglos VI, VII y VIII afirmaban que habían encontrado el secreto, los ingredientes para fabricar el compuesto de la piedra filosofal. En esa época se empezó a aplicar la palabra «alquimista» a estos buscadores, palabra de origen griego y árabe.

Los estudiosos musulmanes empezaron a traducir textos griegos, egipcios y hebreos, en los que se hablaba de la alquimia y la incorporaron a sus otras grandes bazas: las matemáticas y la medicina (tenían, por ejemplo, los mejores médicos y escuelas de medicina del mundo de esa época).

Símbolos alquímicos

Símbolos alquímicos

Los europeos empezaron también a sentirse fascinados por la búsqueda de la piedra filosofal. En tiempos medievales la práctica de la alquimia se consideraba un misterio, un arte transmitido sólo a aprendices y cuyo secreto no debía difundirse así que los alquimistas medievales, y más tarde los masones, usaron símbolos extraños que han desconcertado a los estudiosos, ya que parecen libros inteligibles, con extraños símbolos, dibujos, jeroglíficos, etc.

Los ingredientes que usaban los alquimistas siguen envueltos en el misterio del simbolismo ya que no eran muy explícitos, usaban nombres predefinidos cuyo significado era desconocido para el profano, como por ejemplo la imagen de un león verde tragándose el sol, que significaba ácido que disuelve el azufre.

Sin embargo los que lo han estudiado creen estar seguros que uno de los ingredientes usados era el mercurio, ya sea en su forma pura o modificada. Los otros ingredientes han sido y son objeto de debate, pero se sabe que se tenían que ir purificando y transformándose una y otra vez gracias al fuego.

En cuanto al proceso en sí, había que seguir distintas fases indicadas por colores: de negro a blanco, de blanco a amarillo y de amarillo al rojo. Cuando se llegaba al rojo la creación de la piedra filosofal ya casi era una realidad.

Tratar de encontrar el secreto de la transmutación del metal era algo tan desesperante para algunos que acudían a agentes supernaturales como demonios, ángeles o, más terrenalmente, consultaban a rabinos o revisaban textos antiguos para obtener sus conocimientos. Con todo ello se enfrentaban a la cárcel, al veneno, a la locura, etc., pero algunos de ellos, muy pocos, tendrían supuestamente éxito.

La alquimia podría ser una mezcla de magia y ciencia; los primeros alquimistas serían los científicos del siglo XIII, que creían del todo que la piedra servía para convertir plomo y otros metales innobles en oro. Y de hecho no iban muy desencaminados científicamente: al trabajar con metales es sencillo alterar 1 ó 2 propiedades de éstos, por ejemplo hacer un cobre amarillo como el oro o blanco como la plata o cambiar la dureza del metal en cuestión.

Los alquimistas llegaron a la conclusión de que si podían cambiar algunas propiedades podían cambiarlas todas, y de eso trataba la transmutación, algo que se ve en el mundo natural (gusanos que se convierten en mariposas, mosto en vino y luego vinagre, etc.). Si sucedía en estas situaciones, ¿por qué no en los minerales?

Creían además que esto sucedía en las cosas que se encontraban bajo tierra, es decir, que los metales innobles se convertían lentamente bajo tierra en metales más nobles, quizás incluso en oro, con lo que del mismo modo que se acelera el proceso de crecimiento de una planta, poniéndola al lado de la ventana o nutriéndola adecuadamente, se podía acelerar el proceso de cambio en los metales aplicando un calor constante, quizás mayor que el que podamos imaginar. Se trataba en el fondo del deseo de manipular el tiempo.

Considerando que con la transmutación se eliminarían las impurezas de los metales, creían que también se podría hacer lo mismo con las del cuerpo, devolviéndonos la salud perfecta, de modo que la transmutación en oro era signo de que habían tenido éxito transformando la naturaleza pero también el alma y, en último término, consiguiendo la inmortalidad.

La Alquimia de Flamel

2 páginas del manuscrito del siglo XVIII «La Alquimia de Flamel» de Denys Molinier

Los alquimistas fueron los primeros que crearon laboratorios para poder realizar sus experimentos. Trabajar con mercurio entraña muchos peligros: provoca aberraciones mentales y cambios de personalidad, convulsiones y, además, corrían el riesgo de envenenarse con el monóxido de carbono generado por sus hornos de carbón.

Muchos debían manipular todos estos elementos sin saber si quiera si eran nocivos o tóxicos, con lo que en vez de alargar la vida seguramente la estaban acortando unas decenas de años (¡qué ironía!).

Pero los peligros no sólo se encontraban en los laboratorios: corrían el riesgo de ser raptados y torturados para saber cómo descubrieron el secreto de la piedra filosofal, motivo por el que no difundían sus éxitos bajo ningún concepto.

Por otro lado la alquimia era ilegal en sus inicios, así que, lo mires por donde lo mires, era toda una aventura adentrarse en sus misterios.

Un humilde librero del siglo XIV, Nicolas Flamel, fue un gran alquimista del que se dice que consiguió la piedra filosofal. Era una persona un tanto misteriosa cuyo nombre aparece en el siglo XVI como autor de libros que seguramente eran de hecho compilaciones de obras anteriores.

La figura de Flamel creció en El Código da Vinci de Dan Brown, donde se dice que es un líder del Priorato de Sion, y en Harry Potter y La Piedra Filosofal aparece como socio alquimista del director de la escuela; seguramente ambos autores se inspiraron en el mismo libro, un volumen sobre figuras jeroglíficas publicado en París en el 1912, copia del original perdido del mismo Flamel en el que explica su búsqueda de la piedra filosofal unos 3 siglos antes.

Es este relato el que se convertirá en el mayor mito y de mayor duración. Nacido cerca de París cerca de 1330, se gana la vida como escribano, copiando y autentificando cartas y documentos. Levanta un modesto negocio de compraventa de manuscritos y su vida cambia cuando adquiere un misterioso libro de 21 páginas (3 veces 7, ambos números mágicos).

Flamel estudia el libro durante más de 20 años tratando de descifrar los códigos y símbolos, sin mucho éxito ya que gran parte se encontraba en hebreo y los judíos habían sido expulsados del país.

Rodolfo ii, John Dee, Nicolas Flamel, Edward Kelly

Algunos de los persnonajes de este documental (de arriba izda a abajo dcha): Rodolfo II, John Dee, Nicolas Flamel y Edward Kelly

En 1378 Flamel viaja a España, donde había una amplia tradición judía y alquímica. En el camino de regreso conoce a un sabio rabino y médico, que viendo una página del libro la reconoce rápidamente como una copia del libro original de Abraham. Después de años de trabajo con la ayuda de su esposa y de la única página traducida, acaba decodificando todo el libro y descubriendo la receta para fabricar la piedra filosofal.

En 1382, según él, creó plata y poco después oro en cantidades considerables. Y se le puede creer o no, pero siendo un pobre escribano acabó construyendo varios edificios, algunos de los cuales aun siguen en pie en París, y daba generosas limosnas a los pobres y creó casas para atenderlos… ¿de donde sacó ese dinero?

Se dice que llegó a cumplir los 80 años, lo cual no era poca cosa en épocas medievales. Encargó su ataúd con extraños símbolos en el 1410 y se cree que murió poco después. Luego se corrieron rumores que había usado la piedra filosofal y simulado su muerte para encubrir su descubrimiento, además de las posteriores publicaciones de libros de alquimia con su nombre en los siglos XVI y XVII, que seguramente eran escritos por otros con la intención de vender más usando su nombre.

Como ha sucedido con otros alquimistas, como el misterioso conde de Saint Germain, existen registros posteriores en India y Uzbekistán, varios siglos después, o incluso en la ópera de París en 1870, donde se indica que allí estuvo o se vio al gran Nicolas Flamel.

Otros alquimistas conocidos fueron Roger Bacon, el padre de la química moderna, o Isaac Newton, del que se sabe que hizo experimentos de alquimia en su laboratorio y que leía con mucha atención libros de alquimia, ya que usó una bastísima cantidad de palabras copiadas de este tipo de escritos.

En el siglo XVI nobles y papas estaban interesados en la alquimia con la idea de hacerse ricos, como no podía ser de otro modo.

Rodolfo II de Habsburgo, Emperador del Sacro Imperio Romano, Rey de Bohemia y Hungría, era un monarca melancólico que se sintió atraído por la alquimia ya que los asuntos de estado le producían un tedio horroroso.

Por su cuenta realizó varias transmutaciones y experimentos alquímicos. Le interesaban los conocimientos ocultos y prohibidos, con lo que a mediados siglo XVI invitó a alquimistas de todas partes, hasta 200, a su finca de Praga, donde se dedicaba a la alquimia, lo cual hizo de esta ciudad la capital intelectual y cultural y convirtió su castillo como un gran laboratorio.

Uno de ellos fue John Dee, académico de Cambridge de la corte de Isabel I, tenía gran interés por la alquimia y la piedra filosofal, cosas que acabaron dominando su vida. Ya de estudiante emprendió un extenso programa de lectura, lo cual hizo que leyera a Flamel y acabara creyendo que la alquimia era la llave para desentrañar los secretos de la estructura del mundo.

El Alquimista de David Teniers

«El Alquimista», de David Teniers

En 1580 Dee aun no había conseguido éxito alguno, así que buscó una manera de conocer el mundo natural; cambió las herramientas de laboratorio por lo que se conoce como «cristal de escrutinio» o bola de cristal, ya que se creía que mirando con una singular sensibilidad objetos brillantes permitía percibir mensajes de los ángeles mostrados en ellos.

Pero se percató de que carecía de esa sensibilidad, así que buscó un colaborador, alguien capaz de ver en esos objetos, un “escrutador”. El que tuvo durante más tiempo fue Edward Kelly, hombre de origen oscuro del que se sabe bien poco más allá de que tenía muchos nombres, que poseía conocimientos de misticismo y alquimia y que tenía las orejas mutiladas, lo cual podría ser señal de delito de falsificación o fraude.

Kelly se introdujo en la familia de Dee y se volvió irreemplazable. Como escrutador, Kelly describía un gran plano de cristal sobre cuya superficie había letras y un ángel de pie sobre ese suelo que deletreaba las letras, a veces en latín, a veces en “idioma angelical” (también conocido como lenguaje o idioma enochiano), con lo que Dee llenó páginas y páginas con los mensajes de los ángeles que Kelly canalizaba.

Una de las revelaciones más importantes, o la que más, fue una increíble visión de futuro que indicaba que después de 7 años de trabajo en sus laboratorios podrían conseguir la piedra filosofal, la cual traería el Apocalipsis, un fin del mundo junto con un 2º paraíso a la Tierra.

Es en ese momento cuando Rodolfo les invita a su castillo, pero la relación entre ambos, Dee y Kelly, empezaba a agrietarse debido a que un mensaje canalizado sentenció que una de las cosas que tenían que hacer para conseguir la piedra era compartir todo equitativamente, incluidas las mujeres (anda que era tonto el tal Kelly… :). Dee aceptó y pocos días después anotaría en su diario que el pacto se había hecho, se había consumado, lo cual significaba que habían intercambiado ya sus mujeres.

Kelly se interesaba cada vez más en la alquimia y menos en la bola de cristal, cosa que también sucedió con Rodolfo, que empezó a distanciarse de los ángeles de Dee, que empezaba a considerarse magia demoníaca, así que lo desterró de su corte, no sin antes tratar de averiguar todo lo que éste había descubierto o sabía.

Dee y su mujer volvieron a Inglaterra y, como era de esperar, después de 7 años seguían sin haber dado con la piedra filosofal ni con el fin del mundo profetizado por su antiguo compañero de andadas. Es por todo ello que sus esperanzas con la alquimia y con los ángeles se convirtieron en nada y acabó quemando muchas transcripciones de los ángeles y abandonando la búsqueda de la piedra filosofal.

Suponemos que le hubiera gustado saber que sus obras, con los mensajes angélicos, a día de hoy se siguen publicando y reeditando.

Más símbolos alquímicos

Más símbolos alquímicos. Sólo apto para iniciados…

Depués de la expulsión de Dee, Kelly prometía ser el único capaz de encontrar la piedra filosofal y se rumoreaba que ya la había conseguido y que estaba amasando fortunas.

Esto mismo sucedería de manera habitual durante el siglo XVI, en el que la imprenta ayudó a expandir la noticia de la piedra filosofal, y en el siguiente siglo, cuando comenzaron a surgir multitud de testigos que decían haber visto transmutar o haberlo hecho ellos mismos.

La cuestión es que aunque existen aun restos físicos de dichas transmutaciones, la mayoría eran el resultado de todo tipo de trucos, como crisoles con doble fondo, varitas con una dosis de oro que se podía desprender de la misma y un largo etcétera que permitía a muchos vivir de la estafa no sólo a la gente de la calle sino incluso a reyes o emperadores, lo cual conllevaba su peligro, motivo por el cual una vez obtenían lo que deseaban desaparecían en un abrir y cerrar de ojos.

Les decían a los monarcas, por ejemplo, que necesitaban ayudantes y vivir en la corte durante meses o años para poder seguir produciendo oro, y luego se iban sin hacer ruido aunque algunos acabaron presos, torturados o ejecutados por sus fracasos, algo que debió sucederle a Kelly. Fue encarcelado y Rodolfo, de nuevo, trató de saber el secreto de la piedra filosofal, pero Kelly no sólo no dijo nada sino que intento huir y al hacerlo, según se cuenta, se rompió ambas piernas; posiblemente se acabó encubriendo su muerte a manos de Rodolfo ya no se supo más de él.

Se decía que Rodolfo se había vuelto loco por la alquimia o por haber ingerido distintas pociones en sus distintas pruebas y experimentos. Su salud mental no era estable, era un maníaco depresivo además no logró elaborar la adorada piedra filosofal, lo cual aumentó su depresión. En 1606 perdió el trono, fue declarado incapacitado y sustituido por su hermano.

Después de todo esto la reputación de la alquimia no tardó en decaer y se empezó a prohibir su práctica para evitar los fraudes.

Tras el Renacimiento la alquimia empezó a llamarse química, y aunque ambas palabras vienen del griego khumeia (sobre el origen de esta palabra hay muchas versiones pero lo más lógico es que su origen venga de las palabras egipcias keme o khem, Egipto y/o tierra negra/vida, después pasara al griego, de ahí al árabe, etc.) química fue la que se quedó hacia el siglo XVIII y la que se usó para alejarse de la alquimia, que como decimos había perdido la reputación que había tenido en el pasado.

Y la verdad es que la química no sólo nació de la alquimia sino que muchas de las técnicas usadas o mejoradas por los alquimistas, como la cristalización, la sublimación y otros, son procesos fundamentales en la química.

En la actualidad, con respecto a la transmutación de metales, ya se puede convertir el núcleo de otros elementos en el del oro gracias a reacciones nucleares; el problema es que es a costa de un muy elevado coste de millones o miles de millones de euros/dólares para conseguir apenas microgramos de oro, con lo que no sale para nada rentable.

Y en cuanto a la prolongación de la vida humana, aunque la esperanza de vida aumenta con el pasar de los años, el sueño de la inmortalidad siempre está y estará presente en nosotros. No tengo claro si es que no vamos a conseguir nunca la inmortalidad porque no tenemos los conocimientos necesarios  o si es que, vistas las barbaridades que somos capaces de hacer con los años de vida que tenemos, no nos la merecemos y por lo tanto es mejor que no la consigamos…

Publicado el 17/09/2012 en Docus. Añade a favoritos el enlace permanente. 6 comentarios.

  1. Pero que noble, voy a practicar la alquimia ahora mismo y voy a convertir un trozo de carne en un tierno y jugoso bistec que me alargará la vida 1 día por lo menos….

  2. el problema es que buscan transmutar oro y no su espíritu

    • Gracias por tu comentario Fabian.

      Ese es uno de los grandes problemas de la humanidad, al menos de la actual, que se ha centrado en lo material y ha dejado de lado lo espiritual. Estoy seguro de que hubo alquimistas que fueron más allá de lo tangible, del mismo modo que estoy seguro de que va llegando el momento de que todos seamos un poco alquimistas y andemos en la búsqueda de lo interior en detrimento del materialismo que nos ha llevado al estado en el que estamos.

      Salutem castrem!

  3. Muy buen explicación, se nota que te has documentado mucho, y el comentario final me ha gustado mucho, estoy totalmente de acuerdo

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