The Best Offer

The Best Offer

Película «The Best Offer» aka «La migliore offerta» (2013)
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«- ¿A que época corresponde?
– Es pronto para decirlo.
Pero quizá el Sr. Oldman podrá deducirlo, es mejor que nosotros.
– Es falso.
– ¿Cómo es posible? Es bellísimo.
– No he dicho que es malo, dije que no es auténtico.
– Del primer análisis, nos parecía anterior al siglo XVII.
Incluso más antiguo.
– Es una obra de Veliante, el famoso y hábil falsificador del siglo XVI.
Copiaba las obras maestras, pero no pudiéndolas firmar siendo mujer
las marcaba con un código oculto en los pliegues de una cortina
o, como en este caso, en los ojos del sujeto.
El destello de luz en el iris es una «V», es decir Veliante.
Ciertamente tiene un valor, pero nada, en comparación con el original.»

 

«- Jacques Vaucanson. Siglo XVIII, constructor de autómatas.
De joven me gradué con una tesis sobre él.
– Increíble.
Parece que uno de sus autómatas más famosos podía incluso hablar.
– Exacto. Las personas pagaban para hacerle preguntas.
El androide movía la cabeza, se inclinaba y respondía.
– Apuesto a que había alguien escondido en el interior. Un enano, tal vez.
Como Edgar Allan Poe que sospechaba del ajedrecista Maelzel.
– Es probable. Pero el misterio nadie ha sido capaz de desentrañarlo
y como podía el autómata de Vaucanson decir siempre la verdad.
En resumen, el humanoide hablaba seguramente gracias a un truco
pero lo que decía era auténtico.
– Si usted me trae todas las piezas me comprometo a reconstruirlo,
como lo hubiera hecho Vaucanson.
– Si, pero temo no poder meter más las manos sobre las piezas faltantes.
– ¿Por qué? Donde encontró éstas, encontrará a las otras.
Me alcanza el 80% de los elementos.
El resto puedo reconstruirlo yo.
– No es tan fácil.»

 

«- No es fácil explicarle, porque sé que no me creerá.
– Si no le hubiera creído, no me
encontraría aquí jugando a las escondidas.
– No frecuento con muchas personas.
Desde hace un tiempo a esta parte.
– No lo encuentro nada grave.
Hay momentos en los que se prefiere la soledad, a la multitud.
– Es desde que tenía 15 años de edad, que no salgo de la casa.
– Creo no haber entendido.
– Ha entendido muy bien.
Esta es mi habitación.
Si hay alguien por la casa, o en la Villa, yo me encierro aquí.
Siempre lo he hecho, incluso cuando estaban mis padres.
No los veía casi nunca. No veo a nadie.
– ¿Pero por qué?
– ¿Por qué usted está todo el tiempo con las
manos escondidas en un par de guantes?
– Una simple cuestión de higiene, no veo ninguna relación.
– Usted tiene miedo de tocar a los otros le da asco tocar
lo que poseen.
Yo tengo miedo de ir donde ellos viven.
Me parecen elecciones personales similares.
– ¿Quiere hacerme creer que en los últimos 12 años, nunca ha salido a la calle?
– Veo que sabe mi edad.
– Querer ser un ermitaño y tener un portero en la casa, no es coherente.
– Paseo muchísimo, si es esto lo que le interesa saber.
Dentro de la Villa, cuando no hay nadie. Lo que sucede a menudo.
Pero nunca salgo.
La sola idea, me paraliza.
Espero que usted me pueda entender y dentro de los límites de su profesión…
ayudarme.»

Publicado el 15/08/2013 en 1001. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

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