Miseria de muchos, riqueza de pocos

La imagen de debajo pulula estos días por la Red y la verdad es que no me he podido resistir a colgarla.

De nuevo tenemos que repetir lo de que «una imagen vale más que mil palabras», porque deja bien claro, por si alguien no se había enterado -lo cual viene siendo ya grave-, qué y quién importa de verdad a los que votamos o quién gobierna a los gobernantes  «electos».

No es nuevo, ni de lejos, ni exclusivo de este país (¿recordamos, por ejemplo, cómo «salvaron» los imperialistas a los bancos cuando empezó la crisis que ellos crearon?), que anda ya profundamente metido en la podredumbre más peligrosa. Así son la democracia y la justicia que nos venden y que nos comemos muy gustosamente con patatas.

Lo peor y lo más triste de todo es que esto seguirá ocurriendo, y siendo aceptado como algo normal, mientras sigamos aborregados y complacidos en nuestra ignorancia y en nuestra inmensamente falsa comodidad.

Dentro de lo malo parece que nos acabará viniendo bien que cada día que pase nos dejen con menos aire que respirar, ya que de otro modo no reaccionamos ni a patadas.

(Otra versión del mismo caso con algunos números-de-infarto más).